El conflicto bélico más breve de la historia enfrentó al Sultanato Omaní que gobernaba este archipiélago del Océano Índico con el todopoderoso Imperio Británico.
Cuando el sultán de Zanzibar, Hamad Ibn Thuwaini murió súbitamente (se cree que envenenado) el 25 de agosto de 1896, la sombra de la sospecha se posó sobre su primo Khalid bin Barghash, que ya había intentado arrebatarle el cargo en anteriores ocasiones. Culpable o no, apenas unas horas después de la muerte, con el cadáver todavía humeante, Khalid ya estaba instalado en el palacio ejerciendo de nuevo Sultán.
Su auto nominación para el cargo sentó mal a las autoridades británicas, que en esos momentos ejercían un protectorado sobre el archipiélago y además, durante la firma del Tratado, se habían reservado el derecho a veto de cualquier nuevo Sultán que no contara con el visto bueno del Cónsul Británico, máxima autoridad colonial en la isla. Khalid, en contra de la abolición de la esclavitud y otros intereses británicos, no contaba con su beneplácito.

Los británicos se tomaron la autoproclamación de Khalid como un acto de rebelión y prepararon para la acción a sus buques de guerra apostados frente la costa. Por su parte, Khalid aseguró su palacio con casi 3.000 hombres y varias armas de artillería. El nuevo Sultán no estaba por la labor de abandonar el palacio tal y como mandaba el ultimátum lanzado por los británicos. A partir de aquí empieza una partida de póker en la que los británicos tenían todas las cartas ganadoras.


Khalid y sus seguidores pensaban que los británicos iban de farol. Pero a las 9 de la mañana del 27 de agosto, ya con el ultimátum expirado, los barcos británicos abrieron fuego contra el palacio del Sultán. Al cabo de dos minutos de bombardeos la artillería del Sultán ya había sido destruida y éste, abandonaba el palacio por una puerta trasera dejando a sus seguidores con la imposible labor de defender el edificio.

Menos de 40 minutos después, los bombardeos cesaron. El balance: 500 muertos entre soldados y civiles zanzibaríes y sólo un marinero británico herido. El depuesto Khalid pidió asilo al Consulado Alemán antes de exiliarse a la colonia alemana del Este de África, actual Tanzania.
Después de este breve conflicto bélico, los británicos colocaron de Sultán a Sayyid Hamoud bin Mohammed Al-Said, afín a sus intereses. Zanzíbar permaneció gobernada por sultanes del agrado de Reino Unido hasta su independencia y posterior anexión a Tanzania.
Nota sobre el autor
Jordi Rovira es periodista y guía en África des de hace más de 15 años. Diseña y guía viajes para Dinka Travel, una agencia de viajes joven y con mucha energía. Si te interesa saber más, visita la web de Dinka Travel o contacta por email a jordi@dinkatravel.com o a través de jordi@sobreafrica.com